Cristina Kirchner se puso al frente de la campaña de Daniel Sicoli con un acto para inaugurar la estación de trenes de Belgrano Norte junto a Florencio Randazzo, en el que cuestionó a la oposición por las denuncias sobre presuntos intentos de fraude para octubre.

"Quiero decirles a todos en esta hermosa mañana de sol que sigamos con la misma fuerza trabajando; que a los que agravien descalifiquen, quieran instalar el desánimo y quieran poner en duda nuestro sistema democrático, dejémoslos a ellos", bramó Cristina, con Scioli a su lado y por cadena nacional, la 34 en lo que va del año.

El gesto de la Presidenta refleja los nervios que hay por estas horas por lo estancado que está Scioli en las encuestas y lo difícil que le resulta crecer entre el electorado independiente, con errores como su viaje a Italia en medio de las inundaciones o el festejo en Tucumán cuando las denuncias de fraude ya arreciaban.

En la Casa Rosada empezó a preocupar la poca reacción del gobernador. “Si este sigue así va a perder. Y va a perder sólo él”, repite Juan José “Juanjo” Álvarez, uno de los operadores que escucha Cristina. Juanjo Alvarez fue hasta hace no mucho jefe de campaña de Sergio Massa, hasta que en el peor momento del massismo regresó al núcleo duro cristinista.

En el entorno de la Presidenta la situación de Scioli eles genera preocupación, pero también cierto secreto regodeo. No se cuidan de recordar que en Mayo el Frente para la Victoria como sello estaba arriba de 40 puntos, cuando Randazzo aún era candidato presidencial. Pero se olvidan de agregar que Scioli venía creciendo fuerte hasta que Cristina le impuso a Carlos Zannini como candidato a vice.

La situación es tan delicada que acaso por eso, Cristina haya forzado la foto de Scioli y Randazzo, probablemente buscando reeditar aquellos registros.

Zannini también está recluido y desconcertado con Scioli. Quienes lo frecuentan cuentan que no comprende qué le pasó por la cabeza cuando viajó a Italia en medio de una histórica inundación.

Tampoco entendieron la falta de reacción del gobernador para apresurarse a celebrar con Manzur, en un escrutinio que ya venía complicado. Cristina ignoró a su ex ministro ni bien supo de la represión en la plaza central de Tucumán. Después cerró filas y golpeó a la oposición, pero claro, ella no es candidata.

Aníbal preocupado

Otro preocupado es Aníbal Fernández, a quien esta semana le acercaron una encuesta que lo muestra dos puntos debajo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Por eso acentuó los intentos por cerrrar heridas con los intendentes que acompañaron a Julián Domínguez. No le sobra nada.

El jefe de Gabinete confía en superar a la candidata de Cambiemos con la prepotencia que vienen demostrando los oficialismos a la hora del escrutinio y sabe que sólo necesita un voto mas para ganar. Pero Scioli no tiene esa chance: si sigue sin crecer deberá medirse con Macri en un ballotage cuando el resto de los cargos hayan sido elegidos.

En el acto de hoy estuvo Eduardo “Wado” De Pedro en el escenario y muchas banderas de La Cámpora, que había desparecido del último tramo de la campaña antes de las primarias y no se hicieron notar en el acto de cierre de Tecnópolis para las primarias ni en la noche del 9 de agosto en el Luna Park.

“Ningún candidato superó el 40 por ciento y eso demuestra que el pueblo no quiere a los protegidos por los medios", le dedicó Máximo Kirchner desde Río Gallegos la noche de las primarias.

Ahora todo vuelve a fojas cero porque a Cristina, a diferencia de hace un año, no le convence que lo mejor sea un gobierno de Mauricio Macri con el que puedan confrontar sus herederos.

Su derrotero en la justicia y la confrontación con el jefe de Gobierno en temas sensibles como su pelea con los fondos buitres y el acuerdo con Irán la alejaron de esa idea. Pero sabe que un triunfo de Scioli aún no está garantizado. Y por eso empezó a seguirlo de cerca.